miércoles, 17 de febrero de 2010

LA LUPA 524

524- Literatura: Una historia de amor, toros, machos, alcohol, transexuales y suicidios



Hijo travesti…




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La LUPA 523 – Hijo homosexual que envié ayer me convenció de que las y los lectores están conectados con los mensajes que aquí iniciamos y en especial con lo que opinan los que envían las cartas, las respuestas. Nunca imaginé al iniciar estas LUPAS este círculo virtuoso y plural que nace de la interacción entre seres pensantes.








1- Los lectores complementan lo que yo inicio y lo superan, como puede comprobarse en esta LUPA 524 – Hijo travesti…, que envío hoy, apenas 24 horas después de la anterior. Basta revisar las cartas de esta edición y me darán la razón. La paisana Cecilia Encinas Valenzuela se vuela la barda con la mejor carta, por mucho. Esa carta me alienta muchísimo a seguir. Me alienta también que algunas ávidas lectoras como Ana María “Güera” Gout esperan las LUPAS con ansiedad: «para mí, abrir mi correo y ver Lupa enviada, es como la emoción que sentimos antes de abrir un regalo». Otra, la argentina Graciela Moranchel, dice: «En los países más civilizados, de estos temas personales como la sexualidad, el divorcio, etc., ya no se habla más. Son asuntos aceptados plenamente, porque se respeta la conciencia y la libertad individual». Ana Imelda Martínez dice: «Buena tu respuesta a la señora, y sobre todo no olvidar la misericordia en todos los órdenes no solo en el del homosexualismo, ni olvidar que personas "malas" hay en todos los grupos, discriminados o no». María del Rocío Vásquez, por su parte, comenta: «De todo hay en esta tierra, los unos y los otros podemos ser grandes o miserables, pero eso lo define el corazón, no los genitales». Las mujeres son muy influyentes en todos lados: en sus hogares, con sus hijos, hermanos, padres, esposos, amigas y con la comunidad entera. Es una gran responsabilidad, pues, mantener el interés y el entusiasmo para servir a ellas y ellos que reenvían estos escritos porque disfrutan y recomiendan estas lecturas, en medio de tanta basura en la red de redes y en la TV.







2- Leí hace rato el rompecabezas de ayer y deseo precisar el punto de que en muchas familias se incuban los comportamientos homosexuales, a veces como rebeldía al rechazo que sienten los hijos por un papá que no quiere a su mamá. Me acordé de una historia que me hizo reflexionar cuando la leí. Me refiero a la vida del mítico periodista y novelista gringo Ernst Hemingway (1899-1961), del que ya me ocupé en una LUPA al comentar su novela El viejo y el mar. De este autor, Nobel de Literatura, también leí París era una fiesta, su primer novela póstuma, donde describe su vida en esa ciudad luz cuando era pobre, pero muy feliz, sin ser una celebridad. En el prólogo Manuel Leguineche dice: «La excitación de la posguerra, las delicias de la gastronomía francesa, el amor por Hadley, su primera esposa, la práctica de los deportes (boxeo, pesca, esquí), la afición a las apuestas en los hipódromos, la galería de amigos, todo está aquí palpitante, vivo, elegíaco, cargado de infinita nostalgia… El mejor Hemingway está en París era una fiesta.» Resulta que esta celebridad, un mito como tantos otros, no pudo reponerse de su éxito, se casó cuatro veces, el alcohol arruinó su vida y la de sus parientes y terminó dándose un balazo. Una de sus nietas, la preciosa Margaux, artista de Hollywood, también se quitó la vida. La parte más oscura de la vida de este famoso creador es narrada por la periodista irlandesa Valerie Danby- Smith (1940), mejor conocida como Valerie Hemingway, en su libro Correr con los toros, mis años con los Hemingway (Taurus, 2005).








3- Valerie vive en Montana, EEUU, y en una entrevista respondió que la vida de Ernest Hemingway fue una historia de éxito y una aventura continua, que terminó en tragedia por elección propia, a causa de su profunda depresión. Por otra parte, su hijo Gregory –una persona brillante, médico, gran atleta, guapo– tuvo una vida atormentada por su enfermedad mental y por el sentimiento de ser un inadaptado. Lo de la «historia más triste» es por el resultado de la combinación de ambos. Uno acabó con su vida, el otro tuvo una muerte vergonzosa. ¿Puede haber una historia más triste? --¿Cree que Hemingway era como los héroes de sus novelas? –Cada novelista pone algo de su propio carácter en sus héroes. Creo que Hemingway fue como los protagonistas de sus libros, una combinación de lo que fue y de lo que quiso haber sido. Pasé dos años con Ernest y estuve casada veinte con su hijo. Los dos con Ernest estuvieron llenos cada día de nuevas aventuras para mí. Era una persona joven probando la vida por vez primera. Los veinte años con Gregory fueron una etapa distinta de vida y aprendizaje: matrimonio, maternidad... pero gradualmente la sombra de la enfermedad mental amenazó con destruir nuestras vidas. He intentado equilibrar lo malo con lo bueno, la tristeza con la alegría. – ¿Era Ernest Hemingway muy egocéntrico? –En los años en que le conocí, Ernest era egocéntrico hasta cierto punto. Hemingway tuvo mucho éxito y era el centro de atención allá donde iba. Eso aumentó su egocentrismo. Pero también era sorprendentemente considerado con los demás y muy generoso con los escritores jóvenes. – ¿Temía envejecer? –Lo que no aceptaba no era tanto cumplir años como el deterioro de su cuerpo y su mente. La perspectiva de quedarse ciego, por ejemplo, fue terrible para él. Necesitaba ver bien para escribir, pero también para practicar deportes como la caza y la pesca, sus actividades favoritas.








4- El crítico literario Ramón Buckley, profesor de la Universidad Siracusa de Madrid, dice que Valerie entró a formar parte de ese entourage compuesto por unas diez o doce personas que viajaba con el maestro por España. No se trataba de personas que estuvieran «al servicio» de Hemingway, sino más bien de personas allegadas a él, como su esposa Mary, sus amigos Hotchner o Bill Davis, etc. En cualquier caso, Valerie entró a formar parte de este «clan» en calidad de secretaria del escritor, pero su verdadera función era la de ser su confidente, de manera que surgió una intimidad entre el escritor y la jovencísima Valerie que le hizo exclamar (y escribir) en diversas ocasiones ese «¡no puedo vivir sin ti!» a la que toda intimidad inevitablemente conduce. Tal como ocurrió con Adriana Yvancich en Italia, Valerie se había convertido en su «musa», es decir, en la persona capaz de inspirarle, de encender su pasión, aunque esa «pasión» sólo tuviera una expresión literaria. La relación entre ambos continuó en «Finca Vigía» en Cuba y Valerie fue testigo directo de las presiones de la embajada americana para que abandonara el país, ya bajo régimen castrista, así como de los encuentros entre Hemingway y el propio Fidel Castro. Cuenta Valerie, con mucha gracia, el respeto reverencial que sentía Fidel por el escritor y cómo había entrado en «Finca Vigía» con sus libros bajo el brazo para que se los firmara. Se agrandaba, si cabe, la figura del escritor, como si en Cuba fuera ya una persona más universalmente respetada y querida que la de aquel joven y recién llegado barbudo que acababa de tomar el poder.







5- Agrega que la más importante confidencia que le hizo Hemingway a su amiga irlandesa en aquellos primeros meses de 1960 fue que su vida estaba tocando ya a su fin. Hemingway se lo anunció con una frase escueta: «No funcionará». Se refería Hemingway a la relación entre ellos dos, pero también a su propia vida, a una vida que perdería ya todo estímulo una vez ella se marchara: «Mi presencia en Cuba –cuenta Valerie– lo había salvado durante un tiempo y me estaba agradecido, pero la vida es muy perra y él sabía lo que tenía que hacer . Era inevitable que así fuera. Ahora bien, no lo haría mientras yo siguiera a su lado. Debía marcharme». Aquel fue el «secreto» que Hemingway y la joven irlandesa compartieron hasta que Hemingway se pegó un tiro en su casa de Ketchum, Idaho, un año después. Cualquiera pensaría que con un Hemingway ya habría tenido bastante, pero el caso es que, cinco años después de la muerte del escritor americano, la todavía joven Valerie se liaba la manta a la cabeza para casarse con Greg Hemingway, hijo del segundo matrimonio de Hemingway, con Pauline Pfeiffer. Greg no era un Hemingway cualquiera: «En el coche de Greg –-nos cuenta Valerie, al poco tiempo de casarse-- había una barra de labios y otros cosméticos cuando vio que los miraba, comentó que eran objetos que había dejado allí su ex mujer luego, cuando estaba buscando un guante perdido, encontré más cosméticos y medias de nailon ocultas bajo el asiento». Cuesta creer en la inocencia de Valerie al contarnos ese hallazgo en el coche del que era ya su marido. Su intimidad con el escritor fallecido nos hace pensar que conocía perfectamente bien las «debilidades» de aquel hijo que el propio escritor había retratado en su novela Islas a la deriva: «Era un muchacho nacido para ser muy malo y que era muy bueno, y llevaba su maldad por la vida transmutada en una suerte de alegría dada a las bromas . Pero era un chico malo, los demás lo sabían y él lo sabía. Se limitaba a ser bueno mientras su maldad crecía en su interior».






6- La «maldad» de Greg no tenía nada que ver con la rebeldía de su padre, que había desafiado a su familia marchándose a la guerra europea cuando todavía era un niño o llevando, años después, una vida licenciosa en París. Su «maldad» consistía justamente en invertir la imagen de su padre, de manera que si éste había ido de macho por la vida, él se proponía ir de travestido, y su máximo placer consistía en calarse medias de mujer. Greg llevaba así una doble vida: había estudiado medicina y había alcanzado cierto prestigio como médico, se había casado en dos ocasiones (como mandan los cánones), era apuesto, tenía una personalidad extravertida y parecía feliz. Pero difícilmente podía ocultarle a su nueva mujer su «otra» existencia, que poco a poco iría adueñándose de él hasta llevarle a la operación de cambio de sexo para convertirse en un transexual. La existencia de la propia Valerie tampoco había sido un lecho de rosas. En Nueva York había vuelto a encontrarse con Brendan Behan, el dramaturgo irlandés que alcanzaba en aquellos años el apogeo de su fama con el estreno de su obra El rehén. Valerie tuvo una relación con Behan y de ella nació un hijo que el escritor irlandés apenas conoció, ya que murió alcoholizado pocos años después. En esa difícil situación de «madre soltera» fue cuando Valerie decidió casarse con Greg Hemingway, con el que llegó a tener dos hijos, en un intento desesperado, me imagino, por estabilizar su vida familiar. ¿Sabía que estaba agarrándose a un clavo ardiendo? Me imagino que sí, pero quizá la magia de ese apellido pudo más que cualquier otra consideración. Greg murió hace poco tiempo en una cárcel para mujeres, después de ser detenido por causar escándalo en la vía pública. Parece ser que murió desangrado porque las suturas de su operación transexual no habían llegado a cicatrizarse. En la vida heroica del padre y en la trágica muerte de su hijo se encierra toda la cultura y la literatura de nuestro tiempo. Si el padre fue el epígono de la modernidad literaria, si el padre nos retrató al héroe moderno, al personaje que traza su propia trayectoria heroica según su propio código, el hijo fue la encarnación viva de la era posmoderna en que ahora vivimos, la búsqueda a toda costa de nuestra propia identidad sexual, aunque esta búsqueda nos precipite hacia la desgracia y la propia muerte.









Respuestas de lectores/escritores:









1- La mejor carta: Estimado Kiko: Leí con mucho interés la LUPA 523- Hijo homosexual, tema por demás importante dentro de la sociedad que vivimos. El tiempo pasa y los homosexuales o gays siguen su rumbo. Aclaro que no me gustan los desfiles gays en el D.F., se me hacen de lo mas corriente y vulgar, no me gusta ver a gays besándose en publico delante de familias en restaurantes o cines. Considero que tienen sus lugares para hacerlo. Respeto a las parejas de homosexuales serios y discretos. Como bien sabes crecimos en una familia católica, con buenos ejemplos. Recibimos de nuestros padres la mejor educación que pudieron darnos. Vivimos una desgracia muy grande por no haber conocido las preferencias sexuales de mi hermano cuando era joven y estudioso. Yo era menor que él y jamás me pasó por la cabeza si tenía interés por personas del mismo sexo. Mi hermano fue de carácter débil con un papá macho donde se hacía lo que el decía. Tuvo interés en ser sacerdote ya que estudiaba en el Centro Universitario México y se veía feliz. Desconozco los motivos pero mis padres no lo dejaron. Después quería estudiar la carrera de psicología, tampoco lo dejaron. Finalmente estudió una carrera que no le gustaba pero que nuestro padre le impuso. La terminó. No se tituló, no quiso dar ese gusto. Se fue de la casa. Ahí empezó el sufrimiento. No supimos de él en varios años. Una noche un amigo de Guaymas residente en el D. F. me invitó a una fiesta en una casa y allí encontré a mi hermano, después de cuatro años de no saber nada de él. Traté de reunirlo con mis padres y afortunadamente se pusieron en contacto. La felicidad de mi madre fue indescriptible. Ya tenía 40 años mi hermano cuando me di cuenta, desde esa fiesta a la que fui, que era gay. ¡Lo respeté y jamás le pregunté! Les dije a mis padres y hermanos. Nadie me creyó. Pasaron seis años. Una noche tocaron a mi departamento y era él, mi hermano. Traía en la mano los resultados del Conasida y de otros médicos, era positivo del VIH. Le ofrecí toda la ayuda. Viajamos una Navidad a Hermosillo. Nuestro padre no podía aceptar semejante enfermedad, era un pecado ser homosexual. Vivió los últimos siete meses sufriendo del estómago, con vómitos, con cáncer de la piel en los dedos de los pies, rezaba, leía los libros de meditaciones Hablar con Dios, habló con sacerdotes, postrado en la cama adelgazó 50 kilos. Mi sufrimiento al verlo diariamente como se iba consumiendo no puedo describirlo, murió de inanición a los 47 años. Con todo respeto te platico lo anterior, ya que mis padres fallecieron. No sé si todavía mi padre sentiría vergüenza si estuviera vivo. Fue un gran dolor, considero que el peor de sus vidas haber visto a su hijo de esa manera. Como hermana tengo la satisfacción de haber estado con el hasta el último momento. Hace veinte años sucedió esta tragedia en el Hospital Ángeles del Pedregal en el DF, donde en las camillas ponían cintas con las frases "altamente contaminante". Al darle la mano o besarlo en la frente las personas me miraban como si me quisieran decir "cuídate". Quiero que esto sirva para todas aquellas madres que tienen un hijo homosexual, o creen que pudieran tenerlo, para que en lugar de correrlo de la casa, o antes de que el se sienta incomprendido y se vaya, estén con él, lo comprendan, lo quieran, lo aconsejen que tenga su pareja. Los homosexuales no van a cambiar, se van a ir a donde los acepten. Si un miembro de nuestra familia tiene otras preferencias sexuales no debemos hacerlo a un lado. Al contrario. ¿O lo quieren ver con Sida? ¿Quieren ver como su cuerpo se consume? ¿Lo quieren ver muerto? Son preguntas. Lo anterior por primera vez después de veinte años lo describo para que sirva de ejemplo y no repitan conductas por temor a la sociedad o a la Iglesia Católica. Un fuerte abrazo…Cecilia Encinas Valenzuela, 59 años, maestra en ciencias políticas, hermosillense radicada por 43 años en México, DF. (Me hiciste llorar, Cecilia, porque yo traté de niño en el Regis a tu hermano y lo quise mucho, era muy sensible. Recuero con cariño a tus papás Alberto, medico veterinario recio, y a la tía Adelina, encantadora. Tu hermano goza ya de la presencia de Dios. Tu carta es muy valiosa, de lo mejor entre diez mil cartas que he editado. Un abrazo y un beso).







2- González: Tu LUPA 523 – Hijo homosexual…, me llegó a través de Andrés Armenta (para que le extiendas un reconocimiento a él como tu difusor).Además del religioso, la homosexualidad puede ser analizada desde el punto de vista sociológico, fisiológico, jurídico, el de los derechos civiles, etc. Veamos un poco el matrimonio entre personas del mismo sexo, que ahora es materia de discusión, desde el punto de vista jurídico. Los códigos civiles definen el matrimonio como la unión que se da entre hombre y mujer para ayudarse mutuamente y procrear hijos.Esa definición se está alejando –lentamente-- de la realidad, porque en los países del primer mundo y también en las clases media y alta del tercer mundo las parejas de hombre y mujer se están uniendo para ayudarse mutuamente pero ya no para tener hijos. Por no cumplir con un requisito esencial -- de validez--, del contrato de matrimonio, jurídicamente son nulos los matrimonios de las parejas que deciden no procrear. Pero a nadie, ni a los gobiernos ni a los ciudadanos les interesa que se declare la nulidad de los contratos de matrimonio que resulta del no cumplimiento de uno de los dos fines esenciales de ese contrato. Los tiempos cambian a las personas y a las instituciones. Si las cosas siguen como van, antes de que termine el Siglo XXI estarán los legisladores modificando la definición de matrimonio en los códigos civiles para que el matrimonio subsista como un contrato que tiene como únicos requisitos de validez el de la mutua ayuda. De ahí emerge una consecuencia que formulo por medio de una a pregunta: ¿Qué diferencia hay entre la unión de hombre y mujer que deciden vivir juntos para ayudarse mutuamente sin procrear hijos y las uniones de parejas de hombres o de mujeres que también deciden unir sus vidas para ayudarse mutuamente en el entendido que ellos no pueden y no van a procrear? Ninguna. No hay ninguna diferencia. Luego, si ahora el contrato de matrimonio está dejando de tener a la procreación de los hijos como requisito de validez, para quedar como único requisito la mutua ayuda, entonces también debe otorgarse reconocimiento matrimonial a las parejas de hombres o de mujeres que deciden unir sus vidas para prestarse la mutua ayuda.La analogía es un principio general del derecho que se expresa así: Donde haya la misma razón debe darse la misma disposición (ubi eadem ratio ibi dispositio). Así, por analogía, los homosexuales y las lesbianas ¿porque nos sonarán tan feo esos términos? que deciden unir sus vidas para ayudarse mutuamente tienen el mismo derecho para celebrar el contrato de matrimonio que el que tienen las parejas heterosexuales. Saludos...Alfonso García Quiñones, abogado, Ensenada, BC. (Bienvenido, Alfonso, si eres amigo de la Florecita pues eres mi amigo. Una cosa son las leyes y costumbres y otra es que sin hijos la vida de la pareja es vacía. ¿Por qué crees que los homosexuales quieren adoptar? Un abrazo).








3- Los católicos aprendemos a “separar el pecado del pecador”. Así, entender que la actividad homosexual es un desorden compulsivo no justifica ningún argumento para apartar de la vida de la Iglesia a los católicos homosexuales. Jesucristo es salvador de todos los seres humanos. El sinsentido del matrimonio entre personas del mismo sexo resulta más evidente ante la posibilidad que ya se llama unión civil, que les aseguraría la constitución de sociedades patrimoniales, el reconocimiento de su relación afectiva y la intervención del Estado en la manera en que el vínculo objeto de la unión (distinta del matrimonio heterosexual en el que se funda la familia) se podría resolver jurídicamente cuando fuera necesario. Esto lleva a la siguiente reflexión. La mayoría de los medios de comunicación difunden una triste futurología sobre varios puntos: 1) la relativización de la caridad y de principios morales; 2) la desaparición de creencias religiosas; 3) la generalización de la homosexualidad como ideología; 4) la transexualidad bioquímica y quirúrgica y el remedo de maternidad en varones; 5) los matrimonios homosexuales con derecho a la adopción de menores; 6) las técnicas que alteran la identidad genética humana; 7) el aborto; 8) el control discriminatorio y abusivo de la natalidad; 9) el homicidio de embriones descartados o con fines terapéuticos, de eugenesia y experimentación; 10) la combinación de genes humanos con los de otras especies; etc. Esta realidad mundana, junto a una parcial indiferencia pública, contrasta con algunas condiciones (no referidas a la homosexualidad) impuestas por el Magisterio que pueden limitar vocaciones auténticas, desalentar la participación de fieles en la Eucaristía y dificultar significativamente el camino hacia la verdadera perfección espiritual de católicos, aun para su felicidad temporal posible... Horacio Castro, revista Criterio, Buenos Aires, ARG. (Un comentario de grandes ligas. La modernización está matando a la familia tradicional. Todo se relativiza y desaparecen las creencias religiosas. Un abrazo).








4- Juan Francisco: El problema que muestra la Iglesia para explicar y dar su opinión sobre el homosexualismo es característico de su ancestral dificultad sobre todo lo relacionado con el sexo. Es increíble los recovecos y dobleces a los que recurre para justificar su posición: En suma, no se condena a los homosexuales, se condena el acto homosexual. Pero, ¿Cómo se puede condenar el acto sexual ante los homosexuales? Si se acepta que ellos nacieron con esas tendencias y preferencias, a la Iglesia no le queda sino aceptar que éstas vienen de la voluntad de Dios. ¿Quién decide cual es la voluntad de Dios sobre los seres homosexuales? Se me contestará que por supuesto la Iglesia, como su representante en la tierra. Pero para quienes sentimos que ella es sólo uno mas de sus representantes, esto no es suficiente. No quiero ser necio, pero al condenar el acto sexual, por no parecer moral, yo me sospecho que lo hace porque todo esto es mal visto ante la sociedad que tiene sus normas, y estas tienen que ser seguidas. Cómo son las mismas que la Iglesia tiene, trata de explicarlas y justificarlas. Sin embargo, hace mucho se sabe que la moral es relativa y depende de tiempos y lugares. Un ejemplo serían los griegos; en su tiempo era común y no mal visto el homosexualismo. Hoy día, si a nosotros los ‘normales’ nos repele ver actos homosexuales, con más razón a la Iglesia; aún cuando últimamente se ha sabido, buen número de sus representantes no han sido un modelo de comportamiento. Por todo esto, dejar ahora toda la responsabilidad (y culpa) a estos pobres seres por llevar a cabo estos actos, me parece injusto y además, un poco tonto. ¿Se les condena a la abstinencia sólo por no ir de acuerdo con la moral aceptada? Todo ello, por lo menos, es confuso. Y también, un hueso difícil de roer… (para todos)… Juan Zubiaga Gaxiola, 74, arquitecto y poeta, Los Mochis, SIN. (Un abrazo, tocayo, la Iglesia opina con los elementos que tiene a la mano. Lo único real es que no puede haber concepción en una unión homosexual, esa es la clave del tema).








5- Hola Juan Francisco: Una LUPA muy valiosa la 523. En mi práctica profesional he tenido la fortuna de conocer a seres humanos con preferencias sexuales diferentes. En una ocasión un joven se sentó frente a mi y me dijo "soy homosexual" y le respondí "yo heterosexual" ¿y? A las personas no las define su preferencia sexual, sino su calidad humana, sus sentimientos, sus sueños, su capacidad de crear y transformar este mundo. Quiero saber de que sirve un heterosexual corrupto y abusivo, como muchos machos que golpean a su mujer y a sus hijos para sentar precedente de su virilidad y no necesariamente se golpea con los puños, sino también con la indiferencia, la prepotencia, la falta de reconocimiento, las actitudes hirientes. De todo hay en esta tierra, los unos y los otros podemos ser grandes o miserables, pero eso lo define el corazón no los genitales. Estoy segura que Dios en tu eterna misericordia tiene cabida en su corazón para cada uno de nosotros con nuestras miserias y pequeñas grandezas con nuestros miedos, fracasos y sobre todo con nuestra mucha o poca tolerancia y capacidad de amar al prójimo. En las Bienaventuranzas no he leído nada acerca de las preferencias sexuales pero si del amor, la compasión, la tolerancia y la misericordia. PD: El Alma ¿tiene identidad sexual? Con cariño…María del Rocío Vázquez Escalona, Guadalajara, JAL. (Hay que medir las consecuencias de todos los actos sexuales, sean homosexuales o heterosexuales. La genitalidad con frecuencia es practicada por narcisistas paranoicos. Un abrazo, María).







6- Jesús vino a anunciar el Reino de Dios justamente a aquellos que la ley tenía por lacra social por no poder cumplir con sus prescripciones: los marginados, las prostitutas, los publicanos, y tantos otros que quedaban fuera de las puertas del templo por su situación de impureza legal. No dejemos fuera de nuestras comunidades ni de la mesa de la Eucaristía, con nuestras puntillosidades legalistas y distinciones conceptuales, a tantos y tantas que necesitan de Dios: los que sufren, los que son diferentes, los que la ley deja afuera. La misión de la Iglesia no pasa por regular la sexualidad de las personas, o por indicar cuáles conductas morales deben practicar para formar el ejército de lo que podría llamarse la “gente normal”. La misión de la Iglesia pasa por ser como una antorcha en el mundo, que muestra que existe un Dios que es amor para todos, y en el que aún los más pequeños y despreciados pueden sentirse hijos muy queridos. Dejemos que estas personas homosexuales que quieren casarse sean felices como puedan, y que luchen por lo que creen son sus derechos. Gracias a estas iniciativas personales se van produciendo innumerables cambios sociales que responden a las modificaciones en las situaciones históricas que tienen que ver con el concepto de familia, del matrimonio y de los derechos humanos, de los cuales no debemos olvidar que la Iglesia tardó mucho en reconocer y aceptar. En los países más civilizados, de estos temas personales, como la sexualidad, el divorcio, etc., ya no se habla más. Son asuntos aceptados plenamente, porque se respeta la conciencia y la libertad individual.Ojalá estemos cerca nosotros, en estas latitudes, de poder imitarlos. Mientras tanto, la Iglesia debe seguir anunciando el Evangelio de la Vida, sin confundir el mensaje de Jesús con las moralinas que durante siglos ocuparon un lugar equivocado en la pastoral de la Iglesia, poniendo en el centro de la predicación temas de moral sexual y derivados. La bondad de los actos morales nunca son la causa, sino sólo la consecuencia de la unión de la persona con Dios. Saludos cordiales… Graciela Moranchel, comentarista Revista Criterio, Buenos Aires, ARG. (¿El Evangelio de Vida incluye dejar abierta a la vida toda unión sexual entre hombre y mujer? ¿Qué es el Evangelio de Vida? Un abrazo).






7- Querido Kiko: Preciosa respuesta la de la LUPA 523 – Hijo homosexual…, pero hay que analizarla mucho, releerla y comprender totalmente lo que se nos quiere decir. Espero que la señora quien te consultó tenga la serenidad para leerla una y otra vez, primero con la mente, después con el corazón, varias veces. Con razón mi amiga Clara Loyo Wolf, de Veracruz, dice que las LUPAS son "espesas", creo que quiso decir densas, aunque es una mujer sumamente culta, educada y valiente que tal vez no recuerda bien como hablamos los sonorenses. Una invitada increíble, tuvo una palabra adecuada para cada uno de los miembros de la familia, es dulce y tranquila, tal vez porque es vegetariana. Repito, buena respuesta y sobre todo no olvidar la misericordia en todos los órdenes no solo en el del homosexualismo ni olvidar que personas "malas" hay en todos los grupos, discriminados o no. Saludos….Ana Imelda Martínez Soto, abuela, Hermosillo, SON. (Un abrazo, Ana Imelda, gracias por tu compañía).







8- Apreciable JF: Después de una recta al pecho a 100 millas/hora, la santa señora te tira un nuckeball a 67 m/h como los que tiraba Tony Dicochea o el Toche Peláez y te dejó viendo estrellitas con eso del hijo homosexual. Dios guarde la hora que te llegue a pegar esa “enfermedá”. Aunque un compadre --de un amigo de mi tío--, dice que no conoce a nadie que se haya arrepentido. El tipo anda feliz cantando en las marchas gay que se hacen allá en el D.F. El asunto es muy viejo. Sigmund Freud llegaría a reconsiderar su posición con el tiempo, hasta el punto de que en su conocida Carta a una madre americana no dudó en afirmar que la homosexualidad "no es un vicio, ni un signo de degeneración, y no puede clasificarse como una enfermedad". Señaló que perseguir la homosexualidad era una "gran injusticia y una crueldad", y que el análisis a lo sumo serviría para devolver la armonía a una persona si se sentía infeliz o neurótica, independientemente de si era homosexual o no. Ojalá personas más doctas puedan ayudar a esta pobre madre de quien estoy seguro jamás dejará de amar a su hijo. Los mexicanos decimos que somos muy machos pero ante un asunto como éste, pañales nos faltan. Y va de cuento sobre el “machismo mexicano”. Resulta que Bernal Díaz del Castillo en su Crónica de la conquista de la Nueva España, dio fe de que los mexicas, tlaxcaltecas y otros pueblos indígenas practicaban la sodomía, cosa que admiró a los españoles y que al poco rato ya docenas de peninsulares preferían el amor de los indios que acostarse con las indias. Obviamente Bernal no dijo para que equipo jugaba, pero si dejo entrever que Moctezuma Xocoyotzin tenía puros cuartos bates cerca de él, por si se ofreciera y dado que los poderosos todo lo pueden, y con eso que al emperador azteca le gustaba platicar con las mujeres, pero sólo para consultarlas sobre cosas sobrenaturales (tenía más de 200 con él) y estaba atento a los sucesos que decían se daban en tierras lejanas sobre apariciones y cosas por el estilo, a lo que temía irremediablemente; cuando llegaron los españoles entregó a su reino tan fácilmente como lo hizo Benito Juárez con el tratado Mc Lane-Ocampo, el cual yo aprobaría gustoso si hubiera entregado también Sinaloa. De manera que la jotería de Moctezuma le facilitó las cosas a Cortez. Y la masonería a los gringos.En fin, dicen los que saben que los que nacen ya con defectitos de fábrica no se curan ni a madrazos, “ni que fuera gripa” dijo “la magnolia” un jotito que fue famoso en Mochis hace varias décadas.Así que a esa pobre señora que te consultó no le queda más que resignarse y apoyar a su hijo y ojalá que en Dios encuentre el jovencito el apoyo que requiere para llevar tan pesada carga. Esto es si no quiere darle vergüenzas a su santa madre, de lo contrario, el “ power gay” ya ha invadido a la política, y a un sin número de áreas de la sociedad, que ya no sabe uno ni con quien trata, y en última instancia se puede ir a la frontera donde le fue tan bien a Juan Gabriel, a la Dolly Magaly, a Tania la Salvaje, y a muchos jovencitos de esos; al único que le fue mal fue a la Fabiruchis, pero a ese wey dondequiera le irá mal por sangrón, me dice a la pasada “la Falela” otro que es “choto” como dicen los jarochos, “cangrejos” en Yucatán y “pitiqueños” en Sonora; no se si por que son de Pitic o por que son de Pitiquito. Bueno JF. Que el frío no te entiese la cabeza, ponte un “gorrito” si vas a hacer ejercicio….C.P. Bernabé López Padilla, Los Mochis, SIN. (Tuve que reducir algunos párrafos por falta de espacio. Hay treinta buenas cartas en espera de ser publicadas. Un abrazo Bernabé).








9- Buenos días Juan Francisco: Me pareció una magnífica respuesta dada a tu lectora de Hermosillo. Con ello me enteré que la Iglesia sí se ha preocupado y ocupado del tema. La solución que propone va en línea con la doctrina cristiana de amor y de respeto. Felicidades. Pasando a otro tema: En varias ocasiones te ha escrito Carlos Enrigue de Guadalajara. Resulta que tuve el gusto de conocer a un Dr. Luis Enrigue Villaseñor, quien fuera médico de Ingenio El Potrero en el que trabajé hace ya muchos años. El Dr. Luis Enrigue se retiró a Guadalajara, por lo que puedo suponer que tiene algún parentesco con el Lic. Carlos. En la búsqueda, efectuada por mi buen amigo y compadre Carlos E. Chávez, un Lupero de corazón, apareció un artículo cuya dirección te envío. Se trata de un análisis muy bien escrito (y muy cierto) sobre la legislación de nuestro país y sus efectos sobre un estado de derecho. ¿Existirá algo así? http://www.revistanotarios.com/files/El%20Fomento%20a%20la%20Cultura%20de%20la%20Legalidad.pdf. Ojalá que encontraras la forma de incluir por lo menos la dirección en una Lupa. Feliz 2010… Carlos A. Maigler, 76 años, Querétaro, QRO. (Un abrazo a ambos, ojalá conteste Carlos Enrigue).






10-Don Francisco: Gracias por sus aportaciones que nos hacen comprender las serias diferencias sobre el tema de la homosexualidad. Como su nombre lo indica, nos centra en la palabra sexualidad y nos distrae del completo contenido del fenómeno en las personas que, cual tales, lo son espiritual, racional y corporalmente. Ahora me explico mejor que no solo es una relación carnal que nos han culturizado por siglos, como algo contra natura y distrae de los contenidos en la mente y en la naturaleza amatoria del ser humano. Para mí esto es indiscutible. Los heterosexuales disfrutamos de amar a nuestros hijos, padres, hermanos y amigos sin ningún problema y sin ningún rechazo social o de nuestra conciencia, pero lo que se discute o se rechaza es que se le quiera forzar a la figura jurídica o religiosa que significa la fundación de una familia capaz de reproducirse y de responsabilizarse de los hijos, otorgándoles las capacidades e inclinaciones diferentes en un padre y una madre. Quienes plantean que los matrimonios entre homosexuales puedan adoptar hijos, niegan a éstos elegir el aceptar o no aceptar el ser adoptados por dos personas del mismo sexo con las características de una pareja atípica como es el caso, lo cual deviene a confusión e indefinición en el adoptado con sus probables consecuencias. Podrán decirme que nosotros no elegimos a nuestros padres, pero sin duda somos sus hijos. Concluyo al decirle que no se discute la existencia derechos y respeto que merecen las personas que tienen esas características, pero sí propondría definir con una figura claramente diferenciada entre el matrimonio en sí, de los uniones entre personas del mismo sexo. Lo felicito por su muy valiosa aportación. Desde Reynosa lo saluda su amigo Eduardo Garza González. (Gracias, Don Lalo, arrieros somos y aquí vamos, abriendo brecha).






11- Hola Sr. Juan Fco Iñigo: primero que nada Feliz Año, casi no le escribo pero hoy me movió a hacerlo en cuanto recibí la Lupa 523 - Hijo Homosexual…. Yo convivo con homosexuales y lesbianas en la Universidad y la verdad no tengo problema, cada quien su hoyo y su preferencia. En la secundaria de mi hija de 14 años ya hay parejas que se besan delante de sus compañeros tanto una de homosexuales como una de lesbianas y cuando ella me comentó de esa situación en su escuela solo me dijo: Papá, la tolerancia ya sé cual es, y es el aceptar a la gente como es, a lo cual yo le pregunté: ¿y no te molesta que se besen delante de ustedes? Me respondió: No, porque estamos en un País libre y la preferencia sexual es también parte de la libertad. No seamos homofóbicos y cada quien su hoyo. Saludos…Ing. Sergio Casas, 36 años, desde la Tierra de los Balazos, la Región Laguna, Torreón, COAH. (Un abrazo, Sergio, te habías perdido, repite).







12- Querido Kiko, antes que nada, espero que este año sea de amor y sobre todo de salud para tí, y tu gente (Luperos incluídos). En varias ocasiones te he preguntado como dar mi aportación monetaria para contribuir con este esfuerzo y aún no sé como hacerlo. Por favor oriéntame. Por otro lado, yo estoy en desacuerdo con tu primer comentario en esta Lupa. Estoy segura de que la mayor parte de los receptores de las LUPAS, no solamente las leemos, sino las esperamos ansiosamente, (para mí, abrir mi correo y ver Lupa enviada, es como la emoción que sentimos antes de abrir un regalo) y aunque lo aquí escrito, tanto de tu parte como de los lectores es fascinante, no todas las personas tenemos la capacidad de expresar siempre nuestra opinión de un modo hilado, bien fundamentado y convincente, con el que sintamos que estamos aportando algo al grupo y esto es lo que a veces nos detiene para escribir, a pesar de tu insistencia. Para mí, descubrir el mundo de las LUPAS ha sido tan enriquecedor, que trataré de escribir más seguido. Ya te lo he expresado antes, pero otra vez gracias por este esfuerzo que me permite estar en contacto con personas inteligentes de muchas y variadas ciudades, oficios y circunstancias y aprender tanto. Saludos… Güera Gout de Sainz, México, DF. (Este es un esfuerzo de mucha gente, no sólo mío. Un abrazo).



San Diego, CA., viernes 7 de enero, 2009

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